El proyecto del Aeropuerto de León consistió en la construcción de un nuevo Edificio Terminal para tráfico doméstico. Se optó por desarrollar una infraestructura que complementara las existentes en lo que se refiere al edificio terminal que ya existía, las intervenciones en el vial de servicio y los accesos en superficie del lado tierra. También se implantó un nuevo centro de transformación exterior para dar servicio al nuevo terminal.
Durante el diseño, se promovió el ahorro y la eficiencia energética. Todos los objetivos se alcanzaron con el menor impacto medioambiental posible.
Criterios de diseño del Aeropuerto de León
Diseño unitario
Es fundamental mantener una estricta disciplina para lograr la cohesión entre los diversos elementos que componen el edificio.
Zonificación funcional del Aeropuerto de León
La propuesta espacial organiza de manera clara las distintas actividades, agrupándolas en volúmenes que siguen el proceso funcional. Estos volúmenes se articulan para crear la secuencia espacial deseada.
Flexibilidad
El volumen del edificio se adapta en todo momento a las necesidades específicas de cada actividad o función, manteniendo siempre los mismos principios de diseño.
La repetición sistemática de una misma sección constructiva a lo largo del eje transversal de la terminal es un concepto clave que sustenta la flexibilidad y, por lo tanto, la solución arquitectónica elegida. En un edificio de esta magnitud, este tipo de modulación ofrece múltiples beneficios al proyecto.
Descripción arquitectónica
El nuevo edificio terminal se ubicó al suroeste del edificio terminal ya existente, creando entre ambos un vial de acceso restringido.
La envolvente del nuevo edificio enfatiza la sensación de fluidez natural, tanto al acercarse desde el lado tierra como al llegar desde el lado aire. Diferentes cubiertas y elementos de transición guían el recorrido desde el lado tierra hasta la zona de concentración de puertas de embarque y salida.
El límite del edificio se define por un gran volumen, caracterizado por un muro cortina de vidrio y un amplio lucernario longitudinal, también de vidrio, que generan una percepción espacial de gran amplitud.
El nuevo edificio terminal tiene una planta casi rectangular, protegida por una cubierta ligera sostenida por 12 costillas metálicas de grandes luces. La malla estructural principal en la planta baja es de 10 m x 10 m, aunque varía en algunas zonas del edificio, debido a su orientación no perpendicular al plano horizontal del suelo.
En el lado aire, una fila de pilares de hormigón, soporta la cubierta y los forjados superiores.
Las fachadas del edificio son acristaladas en sus lados mayores, mientras que los testeros menores se mantienen ciegos, con la inclusión de algunos huecos, también en vidrio.
El nuevo Edificio Terminal del Aeropuerto de León no solo ha ampliado la capacidad operativa de la infraestructura, sino que también representa un avance significativo en diseño, eficiencia y experiencia para los pasajeros, consolidando al aeropuerto como un punto de conexión clave en la región.